Agua: “La tecnología se aplica bien y mejora la calidad de vida”

Lo dijo Leopoldo Montes, coordinador del Área Estratégica Recursos Naturales del INTA, en el marco del primer seminario latinoamericano sobre agua, que reunió a alrededor de 600 productores en Jujuy.



Con sus dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, podría decirse que el agua es igual en todas partes. Matices que subrayan sus grados diferenciales de calidad, las posibilidades de acceso y la mayor o menor disponibilidad en cada zona replantean esa afirmación: aunque las necesidades y problemáticas en torno a ese recurso registradas en la Argentina y Latinoamérica son muy diversas, existen tecnologías y conocimientos para enfrentarlas.

Así quedó demostrado durante el 1er Seminario Latinoamericano sobre Acceso, Uso y Tratamiento del Agua para la Agricultura Familiar, organizado por el INTA y realizado en Posta de Hornillos, Jujuy, entre el 23 y 24 de mayo. Con alrededor de 600 asistentes entre técnicos, productores y estudiantes, junto a disertantes de varios países de América Latina, el seminario permitió conocer casos de éxito del manejo del recurso en todas las regiones argentinas, en atención a sus diferencias características.

“El INTA tiene un apoyo decidido al pequeño agricultor familiar y en especial en el tema agua”, dijo Leopoldo Montes, coordinador del Área Estratégica Recursos Naturales del INTA, para quien el encuentro “fue un ejemplo porque se aunaron unas siete instituciones y, al mismo tiempo, nos integramos dentro del INTA, investigadores y extensionistas, en un solo cuerpo que se produjo algo digno de repetir”. Sobre el cierre de la segunda jornada, el coordinador reflexionó: “Nos llevamos la certeza de que la tecnología no queda guardada en los cajones, de que se aplica y se aplica bien y que, en definitiva, esto mejora la calidad de vida en forma inmediata”.

En ese sentido, afirmó que no hay trucos tecnológicos de los que se deba depender sí o sí para desarrollarse: “En el Chaco he visto piletas de almacenamiento con 60 millones de litros de agua que antes se perdía por innumerables cursos de agua del mismo campo que, simplemente, fueron canalizados”. Para él, “esto demuestra la potencia que tienen estas tecnologías, que son además muy sencillas y baratas”.

El seminario tuvo lugar en la sede del Instituto para la Agricultura Familiar del INTA en el noroeste argentino, donde esa categoría de productores representa el 81 por ciento de las explotaciones agropecuarias (54.684) en solamente el 18 por ciento de la superficie productiva de la región. Esos datos se desprenden del Censo Nacional Agropecuario de 2002, lo cual permite estimar cifras mayores para el escenario actual.


En las provincias norteñas, con explotaciones agropecuarias que suman una superficie total de casi 17 millones de hectáreas, el INTA –presente con 69 agencias de extensión rural– trabaja con 3.500 productores familiares, 1.900 productores de pequeña y mediana escala, 780.000 huerteros y más de 40 proyectos de desarrollo local.

Esos pequeños productores son grandes generadores de puestos de trabajo, responsables del 69 por ciento del empleo agropecuario en la región, lo cual favorece el arraigo cultural y combate la migración del campo a la ciudad, que evita la formación de cordones periurbanos con altos niveles de pobreza.

“Del año 2005 hasta acá, el INTA ha priorizado el tema del agua, le ha puesto más gente, se desarrollaron nuevos proyectos, se ha tenido mayor disposición de presupuesto y logística, lo cual llevó a tener más trabajo en terreno”, explicó Montes. El coordinador recordó, no obstante, que durante la década del noventa el Estado cedió a manos privadas la administración de los recursos naturales con resultados negativos: “Se rifó el ministerio Obras Públicas, se debilitaron las direcciones provinciales de Aguas y el propio INTA sufrió un éxodo de profesionales”.

De acuerdo con Montes, la línea de acción institucional “produce datos de utilidad para los decisores políticos y los productores” y se refirió a que “en muchos países de América Latina, todo esto forma parte de las políticas públicas”. De hecho, continuó el especialista del INTA, una disertación a cargo de un técnico brasileño de la Embrapa “mostró algo que va más allá de la cantidad de cientos de miles de cisternas que están construyendo para hogares y agricultura familiar: el desarrollo de una política pública, llevaron energía a un lugar donde se producía muy poco, donde no había carreteras y nadie quería vivir y hoy es un boom en todo el norte, centro y oeste de Brasil”.

Por otra parte, Montes señaló que ante las frecuentes dificultades para que las tecnologías lleguen a los productores de pequeña escala, este seminario también posibilitó “oír a los productores contar lo que ellos hacen con esa tecnología y se produce una simbiosis muy rica, que es una de las mayores sorpresas que uno se lleva: hablar con gente, con grupos que ya tomaron una tecnología y la desarrollan sin necesidad de que un padre tecnológico los guíe. Esto produce crecimiento y es realmente participativo”.

Para el coordinador del INTA, el seminario reafirmó que estos abordajes de las necesidades tecnológicas y organizativas en torno al agua son “un futuro obligatorio” y “muy importantes para los mercados internos porque apuntan a la producción”. En ese sentido, explicó que el corrimiento de la frontera agrícola y los desmontes tienen como defecto, además de su impacto negativo sobre el ambiente, la expulsión de los pobladores. “Es posible retener a la gente con estas tecnologías, junto con otras que también se necesitan (escuelas, caminos, infraestructura)”, dijo Montes y añadió: “Y eso sí es desarrollo”.

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