Sequía en EU generará escasez de alimentos que arrastraría a México a la hambruna, advierten

La peor sequía en Estados Unidos desde 1957 amenaza con una escasez de alimentos que elevará los precios en los próximos meses y que incluso produciría hambruna no sólo dentro del territorio estadounidense, sino también en los países a los que les vende productos agrícolas, como es el caso de México.



México, DF. Por si fuera poco, expertos en la producción de alimentos y organizaciones civiles advierten sobre un repunte en la especulación bursátil, que dañaría aún más las condiciones de los ciudadanos más pobres en esos países compradores, incluyendo a los estadounidenses más desfavorecidos.

De acuerdo con los analistas, México planea aumentar importaciones de maíz de Estados Unidos, donde ya se encareció por la sequía, y esto detonaría una espiral inflacionaria cuando trate de conseguir el maíz que necesita. Por si fuera poco, la repercusión global de la sequía en Estados Unidos implicará un mayor daño a los trabajadores del campo.

En Estados Unidos, según cifras oficiales, 88% de los sembradíos de maíz están afectados, y también buena parte, aunque menor, de los de soya. De acuerdo con el Departamento de Agricultura, tres cuartas partes de las tierras dedicadas a ganado se encuentran dentro de la zona de sequía.

El gobierno federal y expertos pronostican incrementos en los precios de alimentos como resultado del esperado desplome en producción agropecuaria, con alzas de entre 4 y 5% para carne de res, así como encarecimiento en productos de leche y huevo. De hecho, durante los últimos dos meses las cotizaciones de maíz estadunidense subieron más de 50% y las de soya 20 por ciento.

Con Estados Unidos como el principal exportador internacional de maíz, soya y trigo, se pronostica que esta crisis tenga un impacto global.

“La gran sequía de 2012 aún no concluye, pero ya sabemos que sus consecuencias serán severas”, advirtió Michael Klare, autor de varios libros sobre los conflictos por recursos naturales, profesor en Hampshire College y colaborador del diario mexicano La Jornada.

En un artículo publicado en TomDispatch.com, Klare explicó que al caer la producción de granos y otros alimentos básicos, se incrementarán los precios tanto aquí (en EU) como en el extranjero, “causando mayor miseria para granjeros y estadunidenses de ingresos bajos, además de mucho mayor privación a los pobres de naciones que dependen de la importación de granos estadunidenses.

Sin embargo, advirtió, esto es sólo el inicio de las probables consecuencias si la historia sirve de guía, ya que alzas en precios de alimentos también llevarán a disturbios sociales y conflictos violentos”.

El presidente Barack Obama se comprometió a hacer todo lo que pueda para amortiguar el impacto de la sequía, y esta semana asignó otros 30 millones de dólares para ese propósito.

“Es una sequía histórica y tiene impacto profundo sobre granjeros y rancheros en muchos estados”, afirmó apenas ayer, martes 21 de agosto. También llamó a que el Congreso apruebe una iniciativa legislativa agraria que incluya asistencia contra desastres en varias zonas. Pero, el Congreso no logró aprobar ningún apoyo al sector antes de empezar su receso de cinco semanas.

Tan grave es el problema de la sequía que la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD) y otros organismos de la ONU están ya redoblando sus esfuerzos para elaborar políticas más coordinadas y dinámicas encaminadas a gestionar el riesgo de sequía y colmar así el vacío existente en prácticamente todas las naciones.

“Se calcula que el cambio climático aumente la frecuencia, intensidad y duración de las sequías, y que tenga repercusiones en numerosos sectores, en particular los de la alimentación, el agua, la salud y la energía”, dijo el secretario general de la OMM, Michel Jarraud.

Por ello, en una conferencia desde Nueva York, insistió: “Es necesario que nos apartemos de un enfoque fragmentado e impulsado por la crisis y que elaboremos políticas nacionales integradas sobre la sequía basadas en la evaluación de riesgos”.


HAMBRUNA EN EL PAÍS MÁS PODEROSO
“He visto a gente que no ha comido durante cinco días. Esto está ocurriendo en el país más rico del mundo”, dijo a Inter Press Service el cofundador de la organización Food Not Bombs, Keith McHenry.

Más de 46 millones de estadounidenses (más de uno de cada siete) dependen de un programa de alimentos financiado por el gobierno federal, pero los beneficios promedian unos 143 dólares mensuales, aun cuando los precios de los alimentos siguen aumentando.

“Lo que ocurre con los pobres aquí y en el exterior es manipulación económica”, dijo McHenry. “El acceso a la comida es un derecho, no un privilegio, pero nuestros líderes no lo reconocen. Es por eso que hay tantas personas en prisión, porque son pobres”.

Estados Unidos es el país con mayor cantidad de recursos: más de dos millones. El gobierno de Barack Obama intenta recortar 2% los fondos para los planes de alimentación. Sin embargo, los republicanos quieren una reducción aún mayor para el programa, que en 2011 contó con 78 millones de dólares.

Pero, más allá de Estados Unidos, millones en el mundo padecen hambre crónica. Según la Organización de las Naciones Unidas, casi mil millones de personas en el planeta sufren inseguridad alimentaria, la vasta mayoría de ellas en el ámbito rural, planteó IPS.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que la carestía de los alimentos, el creciente desempleo y otros factores contribuyen con este escenario, que se deteriora cada vez más.

El “fantasma de la hambruna” ha reaparecido, planteó esa organización en un informe publicado en su página de la Internet.

Ahí se lee que el grave deterioro de las perspectivas de los cultivos de maíz en Estados Unidos a causa de los daños provocados por la sequía, hizo subir los precios del maíz en casi 23% en julio.

Las cotizaciones internacionales del trigo también subieron 19%, en medio de un empeoramiento de las perspectivas de producción en la Federación de Rusia y las expectativas de una fuerte demanda para el trigo del sector ganadero debido a los reducidos suministros de maíz.

“Estados Unidos vive la peor sequía en 50 años. Al menos el 60% de las zonas de cultivo se encuentran en estado de emergencia y los meteorólogos han advertido que la escasez de lluvias se prolongará lo que resta del verano”, plantea el informe.


LAS CAUSAS DEL HAMBRE
“Esto no es ninguna clase de exhortación mensual. Es la misma alarma global que ha sonado desde 2008”, dijo a IPS el activista Colin Roche, de Oxfam International, luego de revisar el informe de la FAO.

“Estas nuevas cifras demuestran que el sistema alimentario mundial no puede afrontar el deterioro de sus fundamentos”, dijo, y añadió que los gobiernos debían tomar medidas urgentes, particularmente los de las economías más avanzadas en el Grupo de los 20 (G-20).

Aunque la atención está centrada en la severa sequía que azota la zona productora de maíz de Estados Unidos, Roche cree que el problema tiene raíces más profundas. El cambio climático, por ejemplo, está impactando las cosechas en todo el mundo, destacó.

También muchos economistas y expertos independientes en desarrollo plantean que el hambre no se solucionará a menos que los políticos se tomen en serio el problema de la desigualdad económica.

“El hambre es causada por la pobreza y la desigualdad, no por la escasez de alimentos”, sostuvo el director ejecutivo del Instituto para Políticas de Alimentación y Desarrollo, Eric Holt-Gimenez, autor principal del libro Food Rebellion: Crisis and the Hunger for Justice (Rebelión alimentaria: La crisis y el hambre de justicia).

Holt-Gimenez consideró que las malas cosechas en Estados Unidos significan un desastre para los pobres de todo el mundo. “No porque los pobres coman nuestro maíz. Tampoco comen nuestro ganado alimentado con maíz, ni se alimentan con combustibles con mezcla de etanol”.

Sin embargo, dijo, “sufren el tercer desastre alimentario mundial en cuatro años, porque el precio del maíz lleva al alza los de otros alimentos básicos, como el trigo, la soja y el arroz. Esto provocará un aumento de los precios en general”.

“Si la crisis de precios de los alimentos en 2008 y 2011 sirven de guía, los efectos globales de la sequía en Estados Unidos son razonablemente predecibles”, agregó.

WALL STREET: LOS QUE SE APROVECHAN
“El sistema alimentario global no sólo el de Estados Unidos está en crisis; tenemos un sistema muy vulnerable ante cambios ambientales y financieros, y hay grupos que se aprovechan”, explicó a Notimex el director de la organización civil Food First, Eric Holt Giménez.

La actual sequía afecta la producción de maíz, que según Holt Giménez ya aumentó en cerca de 8%, pero “a esa alza se van a sumar los zopilotes de Wall Street, que van a especular, y las grandes compañías de granos, que van a retener para encarecer el grano”.

También estimó que, como en otras crisis anteriores en 2003 y en 2008, los países que tienen reservas alimentarias, también van a retener sus reservas ante países que carecen del producto.

El salto en los precios de los alimentos básicos enviará una señal al mercado para la inversión especulativa, lo que aumentará aun más los precios de los granos, planteó.

“Los países con buenas cosechas, o reservas, las usarán para evitar comprar granos en el mercado global y adoptarán prohibiciones a la exportación”, pronosticó.

Pero los países con regímenes frágiles, en su análisis, tendrán el desafío de mantener los precios de los alimentos debajo del “umbral de las protestas populares”.

“Enviarán los alimentos principalmente a las ciudades, y los precios más altos se verán en el campo, donde los pobres rurales no podrán comprar comida”, agregó.

En ese sentido comentó que México, que planea importar maíz de Estados Unidos, donde ya se encareció por la sequía, puede enfrentar una espiral inflacionaria cuando trate de conseguir el maíz que necesita.

“Los monopolios, otra vez, van a ganar mucha plata, como hacen en todas las crisis alimentarias, y muy probablemente alcanzaremos a tener unos mil millones de personas con hambre en el mundo, la mayoría de ellos campesinos”, advirtió.

En el caso de Estados Unidos en particular “la mayoría de los campesinos, hay que recordar, son de origen mexicano, y ellos son quienes más sufren las consecuencias del encarecimiento de los precios de los alimentos; los que producen y nos llevan los alimentos a nuestras mesas” a los estadunidenses, dijo.

Comentó que la escasez confirma que Estados Unidos, “el país que tiene la mayor producción agrícola, también tiene los índices de inseguridad alimentaria más altos en el mundo”.

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